Nada, absolutamente nada me da más orgullo que ver a un grupo de alumnas que vibren juntas en una misma energía, con un mismo sentimiento y una misma emoción. Que expresen y digan más de lo que creían que tenían para decir. Que se comprometan. Que se queden sin aire. Que se entreguen. Que se diviertan. Que se respeten. Que crean. Que duden. Pero que no dejen de creer. Que pasen por la experiencia. Que se modifiquen. Que se rían. Que se equivoquen. Que se caigan. Que busquen. Que encuentren. Que no paren. Que no se estanquen. Que crezcan. Que derrapen. Que se vayan al carajo tres o cuatro veces. Y que vuelvan. Que se bloqueen. Que se agobien. Que se agoten. Y que no frenen. Que sigan aprendiendo. Que estén dispuestas a descubrirse a ellas mismas. Y a ellas en función de un grupo. Que sean un grupo. Que no les de lo mismo. Que sepan que todas son importantes. Que jueguen. Que compartan. Que nunca pero nunca jamás se juegue el ego por delante del arte. Que sean artistas. Que conviertan mis sueños en una realidad perfecta. Que me den más de lo que espero. Siempre. Que me elijan. Porque yo las elijo.
Hoy el proyecto piloto de la Compañía de Danza se hizo real. Hoy estrenamos. Hoy vivimos al máximo. Hoy fuimos en nuestra máxima expresión. Hoy el arte le ganó a todo lo demás.
No mucho más para decir que GRACIAS.
